Normalmente medito mis entradas bastante. No por nada en concreto, pero una vez leí que cuando te lanzas a escribir sólo debes hacerlo cuando tengas algo realmente relevante que contar, y a poder ser, con la suficiente sustancia como para que cale en la medida de lo posible en quien lo lea. Esta vez es distinto. Esta vez la información hace sólo unos minutos hallada me bulle en la cabeza, y creo que debo plasmarla cuanto antes, pues sobre esto se escribirán ríos de tinta en los próximos días, pero me temo que no tardará muchos más en caer en el olvido. Así que allá vamos.
Llego hace escasos minutos de trabajar y me entero por la televisión que Messi es de nuevo Balón de Oro. La verdad es que me ha sorprendido la noticia, no tanto por el nivel del argentino, que a estas alturas no admite dudas; más bien porque en ese momento he sido plenamente consciente del convencimiento general que existía de que este año ya tocaba homenajear al fútbol español con semejante galardón. Casi daba igual que lo recibiese Xavi o Iniesta, aunque en mi fuero interno estoy convencido de que el de Terrassa lo merece más, su mérito ha sido más constante... Y sin embargo, plaf, la imágen de Messi con el premio en las manos es como un pequeño bofetón a nuestra conciencia... Al instante he pensado en varias maneras de definir la actitud del jurado: ¿Cacicada? ¿Frustración? ¿Puede que incompetencia? No, creo que no. Creo que el quid de la cuestión es que de la unificación del FIFA World Player y el Ballon d'Or de la revista L'Equipe ha salido una tremenda incongruencia, que de ahora en adelante nos va a hacer presenciar las galas de entrega de estos premios como si de una quiniela se tratase.
Porque vamos a ver, ¿cuáles son los criterios de entrega del premio? Hasta ahora al menos parecía claro, el Balón de Oro se entregaba al jugador que, dentro de las competiciones del país en que compite más las Europeas de mayor calado, tuviera mayor importancia en su equipo y/o fuese más decisivo en el papel desempeñado por dicho club, teniendo especial relevancia las competiciones de Selecciones continentales o mundiales si ese año acontecieran. Del mismo modo, el FIFA World Player parecía más encauzado a aspectos individuales, en una palabra más encaminado a señalar al mejor jugador del Mundo. ¿Y qué ha ocurrido cuando se han fusionado ambos premios? Que al incorporar las votaciones de Seleccionadores y capitanes de Selecciones, se ha convertido en un sinsentido. Porque ahora resulta que se premia al mejor jugador del Mundo, o eso se entiende de la designación de Messi. Y justamente el año en que parecía claro que el ganador iba a ser español... pudiera parecer que esto es dudar de la integridad del premio, habida cuenta del gran peso que tiene en la designación la revista L'Equipe... en efecto, es lo que pretendo insinuar, porque me parece de traca. Y como me imagino que no tardando mucho se empezará a hablar de lo dados que somos a llorar cuando no nos contentan, solamente un apunte: el tiempo que duró Forlán en las apuestas sobre quién se llevaría el galardón, sus defensores argumentaron hasta la saciedad lo decisivo que había sido en el meritorio 4º puesto de Uruguay en el Mundial, y lo complicado y exótico que era que una Selección como la uruguaya llegara hasta ahí... sin embargo dicho planteamiento al parecer no es válido con la Selección española, que curiosamente, no es que nunca hubiera disputado un tercer y cuarto puesto, es que nunca había ganado un Mundial... Pero en fín, siempre nos quedará el consuelo del recuerdo y la emoción de Iniesta sin camiseta con los brazos abiertos una maravillosa tarde de verano, o el reconocimiento de Xavi como el mejor jugador español de la historia, pese a lo que digan una roñosa organización afincada en Suiza y una revista francesa de pacotilla.