lunes, 13 de septiembre de 2010

Encender una vela o maldecir la oscuridad

Es curioso cómo el fútbol llega a alterar el estado de ánimo de un individuo. El domingo a las 17:00 horas me sentaba en la localidad que llevo ocupando orgullosamente desde los últimos cinco años, y en ese momento dudo que hubiera muchas personas más felices que yo allá por Eduardo Ibarra, puesto que después de casi 4 larguísimos meses iba a volver a ver jugar a mi equipo-lo de la Roja y el Mundial ha estado muy bien, pero esto era lo que yo estaba esperando- del cual, aun con todo lo que ha sucedido este verano, mantengo que se salvará, y con menos sufrimiento que el año pasado. Y sin embargo, apenas media hora después... el esperpento, el ridículo, la mofa y la befa más solemnes, un dantesco espectáculo por momentos incluso surrealista. Un sainete, una dolorosísima verbena que tuvimos que padecer los allí presentes. Y lo peor a mi juicio no fueron los cinco goles encajados, ni la pañolada, ni los gritos de "fuera, fuera", ya que desgraciadamente esto último nos es muy familiar de un tiempo a esta parte. La peor sensación, con mucho, fue contemplar cómo todo el mundo se resignaba, se tomaba a risa lo que estaba viendo, porque no les quedaba otro remedio. Ese es el verdadero peligro. Esa indiferencia, ese bajar los brazos a las primeras de cambio. Porque todos sabemos cómo afectan las dinámicas negativas a este equipo, algo que ninguno de los muchos entrenadores que han pasado por aquí en los últimos años ha sabido remediar, y dónde desembocan.
En tardes como la del domingo es difícil ser optimista. Yo, pese a todo, quiero intentarlo. Siendo perfectamente consciente que la actitud de Leo Franco fue, siendo benévolo, muy poco profesional; debería redoblar sus esfuerzos inmediatamente si de verdad se considera capaz de vivir de esto, aunque sólo sea por la vergüenza torera de ser una de las fichas mas altas de la plantilla. Siendo también consciente que la defensa, cuya columna vertebral es la misma de la brillante segunda vuelta del año pasado, es ahora un problema muy importante, por inesperado(prácticamente era la única línea reconocida por todos como sólida), por frágil(todos sabemos lo que nos va a costar encontrar juntos a los teóricos titulares a lo largo del año, bien sea por lesiones o por amonestaciones) y porque las últimas incorporaciones dedicadas a la zaga aún no se conocen y necesitarán un lógico tiempo de adaptación y compenetración. Pues aún con todo eso, con la manita en media hora y todo lo demás, hubo algo, una chispa, la chispa de la esperanza, el clavo ardiendo al que debemos agarrarnos si queremos salir adelante: el juego de asociación en tres cuartos de campo. Duró poco, apenas veinte minutos, antes de verse arrastrado al limbo por el bochorno del resultado, pero fue-¿estaré siendo demasiado condescendiente?- brillante.
Brillante porque si nadie esperaba ver a Contini comportarse como un central de Regional, menos gente aún esperaba ver unas transiciones tan rápidas, un entendimiento tan preciso... en definitiva, algo que ya hacía partidos que no se veía: el jugador en posesión del balón tenía SIEMPRE una opción de pase cercana, un compañero tirando un desmarque... alternativas. Brillante fue, durante ese pequeño lapso de tiempo, la línea de tres Jorge López-Ander-Bertolo.
Intento ser crítico con Jorge López, porque realmente lo merece, puesto que es lamentable que un jugador que atesora tanta clase se borre con tanta facilidad cuando la exigencia física aumenta, pero cuando el juego pasa por sus botas y le favorece, como ayer... bueno, uno sólo puede sentarse y admirar el duende que le acompaña. Desde luego en esta plantilla ningún otro tiene a su alcance realizar como hizo él en un momento puntual, con un único toque, un control orientado y un regate a la vez. No pude fijarme cuál de los defensores del Málaga era el que tenía delante en ese momento, pero desde luego le hizo mella. Ay, Jorge, si tuvieras un poquito más de casta...
De Ander, más que destacar su juego, prefiero dejar claro lo que pienso: disfrutémosle mientras siga con nosotros. Es una barbaridad lo que ha progresado, a una visión de juego y técnica innatas le ha sumado un control de balón excelso-no quiero parecer exagerado, pero cuando pisa y retiene la pelota, y da la vuelta sobre sí mismo para proteger la posesión me recuerda a Xavi-, regate y últimamente incluso llegada, es lo que tiene pertenecer a una gran generación de futbolistas y compartir vestuario con ella en la Sub-21. Ahora mismo es nuestro plus y nuestra referencia en el campo, así que lo dicho, aprovechemos para poder decir en unos años que le vimos en sus comienzos, porque está claro que de seguir con ésta progresión, acabará en un grande.
¿Y Nico Bertolo? Qué hallazgo. No voy a descubrir ahora mi pasión por el típico interior argentino, ese que es canchero, gambeteador, incisivo... cualidades que reúne de sobra Nico. Ya contra el Depor fue el mejor del partido, y en éste último desde luego fue destacable la compenetración que mantuvo con Obradovic, a quien por cierto mucho se le ha criticado, pero yo creo que subió la banda de forma sobresaliente.
Tema aparte es el caso de Marco Pérez. Me parece que no se está siendo justo con él, necesita tiempo para adaptarse y la presión de la tarea goleadora que se le ha encomendado es muy grande. Démosle tiempo, ya quedó claro frente al Málaga: al principio no encontraba su sitio, pero con el paso de los minutos se afianzó, comenzó a ser útil para sus compañeros y acabó anotando. Estoy convencido de que los goles importantes, los que valen puntos, llevarán su sello.
Quizá todo esto es ser poderosamente optimista. Es posible que la confianza ciega que tengo en mi equipo me lleve a no ser imparcial, pero creo que hasta de las derrotas se debe sacar algo positivo, y no cabe duda de que este carácter ofensivo fue, junto con el resultado, la mayor sorpresa del partido. Cualquier persona que lo viera lo puede corroborar. Así que tengamos paciencia, al fín y al cabo estamos en la segunda jornada; trabajando la solidez atrás, si alcanzamos el nivel de aquellos veinte minutos podemos poner en serios aprietos a casi cualquiera. Esperemos que sea así, y que dentro de unos meses recordemos el accidente del domingo sólo como una anécdota.

jueves, 26 de agosto de 2010

Siento que te lo debía

El pasado 20 de Agosto fue una fecha muy especial para mí. No se cumplía ninguna efemérides importante, a lo sumo fue otro caluroso día de verano más, y para ser sincero ni siquiera estaba cerca de mi casa o los míos. Sin embargo ése día al consultar la actualidad deportiva fui feliz. Y lo fui porque acostumbrado a que el fútbol sea un deporte pocas veces justo-y más aún cuando eres seguidor de un equipo que anhela tiempos mejores- sentí, al leer que el Inter de Porto Alegre se había proclamado campeón de Sudamérica, que se cumplía una especie de justicia divina. Porque en esa plantilla hay uno de esos jugadores tan bien llamados "diferentes", de esos que deberían conocer sí o sí la gloria, ya que dignifican y sacan lustre a éste bendito deporte; porque desde que pasó por mi Zaragoza del alma y pude ver en vivo y en directo lo que es capaz de hacer con un balón y con la autoestima del adversario ya no he podido dejar de seguirlo. Andrés. Una gran cabeza, un corazón aún mayor y un guante en la bota izquierda. El 10 del Zaragoza per secula seculorum. Le pese a quien le pese.
Reconozco que no puedo ser imparcial hablando de él. Y sí, tiene muchos defectos, y no los descubriremos ahora. Pero tampoco se puede dejar de reconocer que la grandeza de su carácter, su garra, su entrega, los eclipsa. Si hubo algo que me dolió de su salida del club fue la imágen de pésimo profesional que quedó de él, que por cierto no puede estar más distante de la realidad. Ante los cientos de veces que se emitieron las imágenes de Andrés dando a entender a un recién llegado Irureta que pensaba marcharse, yo arrojo otra: la que ofreció en el partido ante el Atlético de la temporada 2006/07 en el que se partió-literalmente- la cara contra los defensores colchoneros. Ésa es la verdadera imágen de Andrés: un jugador que destacaba por su magia, pero incluso más por su pundonor, por ése carácter suyo que no le consentía perder ni a las canicas. ¿Indisciplinado? Si se le puede calificar así, entonces también merece la etiqueta de "visionario": tanto con Pablo Aimar como con Víctor Fernández, el tiempo le ha dado la razón. Y además, valiente, por atreverse a decir delante de todos lo que muchos pensaban, aún a costa de su puesto. Como para dudar de su personalidad...
Por cierto, una pequeña pero completamente verídica anécdota: ya consumada su salida del club, el día que dejaba la ciudad, se encontraba en la Estación Intermodal, supongo que para tomar un tren a Madrid y desde ahí, rumbo a Argentina. En ése momento un amigo se encontraba también en la estación por motivos de trabajo. Imagino que Andrés no esperaba que se dirigiera a él, pero cuando lo tuvo a su altura le sorprendió diciéndole algo así como: "Eres muy grande, márchate a otro sitio donde te valoren como mereces". En ése momento Andrés se sorprendió, quizá por la frase o quizá porque quien se lo dijo vestía uniforme, y sólo pudo articular un dubitativo "gracias". Pero estoy seguro de que para él fue reconfortante descubrir que había aficionados que lo apreciaban, entre los cuales orgullosamente me incluyo. Yo soy de aquellos pocos que permanecían de pie aplaudiendo cuando muchos te silbaban. Ahora que vuelves a la Selección argentina, me compraré una zamarra albiceleste con tu nombre. Y cuando vuelvas a levantar un título lo contaré como mío, porque así lo siento. Enhorabuena, Cabezón. Sós grande.

lunes, 21 de junio de 2010

Razones para ser pesimista

Esta vez la entrada no es un análisis de un partido. Tampoco la celebración de una efemérides, ni un homenaje a uno de nuestros jugadores. Se trata de otra cosa. De emociones. De pálpito. Y desgraciadamente, éste no es nada bueno. Y es curioso, porque con el selecto ramillete de jugadores que tenemos en La Roja, cabría esperar la mayor positividad ante una cita mundialista sin precedentes. Ojo, de positividad estamos hablando, no de fe: de esa parece que de momento vamos sobrados, aunque tras lo visto hoy, mi opinión es que cotizamos a la baja, que si nuestros teóricos rivales de la fase final han visto el partido probablemente se habrán dado cuenta de que éste no es, ni por asomo, el equipo que deslumbró al mundo hace tan sólo dos años, entre otras cosas porque no es un grupo homogéneo como aquel. He aquí mis razones.
La transformación de un grupo de amigos en un equipo sin alma: Si es cierto que para salir campeón en una gran cita tienen que darse múltiples factores, no lo es menos que en la Selección de 2008 se dieron una serie de felices coincidencias que hicieron posible una victoria sin precedentes. Al gran nivel que exhibieron los jugadores importantes(Casillas, Xavi, Torres, Villa) se sumaron las apariciones inesperadas de jugadores que parecían estar de vuelta(Senna, Puyol, Marchena) como las de los jóvenes valores que parecía que iban a sumar para el grupo, pero que aún estaban verdes para asumir grandes dosis de responsabilidad(Cazorla, Cesc). Semejante compacidad y compenetración sólo fue posible gracias a la armonía y al buen ambiente que reinó desde siempre en el vestuario, algo que ahora parece tender a lo contrario: bastaba mirar las caras de Xavi o Cesc(sobre todo el primero al ser sustituído) para ver que la situación no es buena, a lo que hay que añadir la inestabilidad(parece que también emocional) de Casillas, la incertidumbre de otros por no conocer su futuro en la próxima temporada... sumando todo ello nos queda únicamente un grupo de buenos jugadores que coinciden en un campo de fútbol y en el hotel.
Del Bosque, de conciliador a cobarde: Ya desde antes de la citada Eurocopa se sabía que Del Bosque sustituiría a Luis. Sabíamos que Del Bosque no es Luís. Pero esperábamos que supiera gestionar el magnífico grupo que nos legó el Sabio de Hortaleza. Sin embargo, alguien debería aclararle a Vicente qué significa la futbolera expresión "equipo de autor": dejando el romanticismo al margen, un equipo refleja el CARÁCTER de quien lo dirige, precisamente de lo que el actual técnico adolece. Y mientras Luís armó un bloque llegando a sus jugadores al corazón, Del Bosque trata de contentar a todos, PRENSA INCLUÍDA, y así nos luce el pelo. De otra forma no se entiende, por ejemplo, la titularidad de Xabi Alonso, incrustado en una demarcación en la que ni rinde ni deja, principalmente nada menos que a Xavi. Y sin brújula y a la deriva somos mucho menos peligrosos. Como tampoco se entiende el dudoso experimento de combinar el juego interior y de toque de algunos momentos con el fútbol directo, las bandas y la absoluta verticalidad de otros(generalmente como último recurso, y lo que es peor, sin orden ni concierto)... el no mojarse ni decantarse por uno u otro estilo sólo hace que empeorar las cosas.
Pérdida de identidad: Es volver a lo anteriormente hablado, pero creo que merece la pena profundizar sobre ello. Leí el otro día algo interesante: "Con Luís Aragonés el juego giraba en torno a Xavi, con Del Bosque tiene siempre a Xabi Alonso estorbándole". Creo que no he visto mejor resumido el problema de mal juego de la Selección. Y sí, ésta Selección no es sólo Xavi, y puede parecer una frase muy tremendista dada la cantidad de talento que tenemos, pero si observamos la tendencia del 90% de las selecciones que tienden a encerrarse y a buscar contras, es más grave de lo que parece. Frente al que ya parece lejano juego de toque, de cansar al rival a base de hacerle correr tras el balón, de aguantar el esférico a la espera de que aparezca el hueco por el que matar, el ejemplo del partido ante Suiza fue esclarecedor: poco criterio, nula circulación, escasez de ideas, y al final del partido balones al área como cubos de agua. Poco bagaje para pretender ganar un Mundial, máxime cuando los delanteros no tengan su día como el pasado viernes.
En fín, a estas horas, tertulias, blogs, páginas deportivas, en todas ellas lo primero y más reluciente, el marcador, que ha sido lo mejor de la noche. Pero creo sinceramente que hoy ha quedado claro que así España no puede llegar lejos en el Mundial, que a la hora de la verdad no daremos la talla. Y ojalá tenga que comerme todo esto que acabo de escribir, pero me cuesta creer en un equipo que todos esperábamos como algo maravilloso y que se ha tornado en algo tan vulgar.

martes, 15 de junio de 2010

El Mundial del ojeador(15-6-10)

Por fín, la gran cita mundialista ha comenzado. 736 jugadores integrantes de 32 selecciones nacionales intentarán discernir en 64 partidos cuál es la mejor selección del mundo. Como aficionado al fútbol esta es la mejor noticia posible, como aficionado del Real Zaragoza es también una oportunidad de conocer e intentar dar a conocer jugadores quizá ignotos para el gran público, pero que en eventos de éste calibre son capaces de presentarse ante el mundo y, quién sabe, ganarse un nuevo contrato. Ojo, esto no pretende ser una crónica de cada partido, sino señalar a jugadores que por su perfil sean susceptibles de ser fichados por equipos en apuros económicos(como por ejemplo el nuestro). Bendito seas, Canal+ Liga...
Nueva Zelanda-Eslovaquia: Sorprende gratamente la disposición en el campo de la selección eslava, dentro de la cual destacan un ramillete de jugadores conocidos en el fútbol europeo(Skrtel, Vittek, Hamsik, etc.), pero por encima de todos ellos el jóven Weiss, hijo del seleccionador y perteneciente a una saga familiar de futbolistas, al que por el momento tal presión parece que no le puede. Está siendo de largo el mejor de su equipo, moviéndose a lo largo de toda la línea de tres cuartos, participando en todas las jugadas de ataque de su equipo. Muy profundo, gusta de abusar del regate, enseñar el balón, caracolear, y la verdad es que está desbordando siempre, y ya ha sido capaz de entregar algún que otro pase entre líneas muy peligroso. El "pero" del que informan los comentaristas tiene que ver más bien con su carácter, con tendencia a la irregularidad, pero desde luego hoy no es el caso. Sorprende también la historia del delantero Vittek, recién firmado por el fútbol turco después de golear durante varios años en la Bundesliga. Dejando aparte los salarios que se despachan en el fútbol turco, ¿no debe ser para cualquier jugador un destino más apetecible la Liga BBVA? Algunos de nuestros ojeadores deberían hacérselo mirar... Por cierto, la selección oceánica también juega, aunque como ya viene siendo tónica habitual en éste Mundial entre las selecciones menores, ha decidido ceder la iniciativa y esperar a las contras, por lo que casi no está luciendo ninguno de sus jugadores, excepción hecha del delantero del Boro Killen, hasta el momento luchador, peleón y participativo, pero sin suerte; y del mediapunta Elliot, el único de su selección que parece llevar algo de verdadero peligro, de proponer algo distinto, amén de ser el encargado de botar todos los balones a balón parado, que es de donde han partido las aproximaciones de mayor peligro de los neozelandeses. Por cierto, está actualmente sin equipo, quien tenga oídos que escuche... Por motivos obvios evitaré hablar del talentoso interior eslovaco Stoch, campeón de la Eredivisie con el Twente, puesto que la perspectiva de jugar la Champions League el año que viene con su equipo y el hecho de que esté siendo seguido por varios gigantes del fútbol europeo lo alejan bastante de nuestras posibilidades.
Brasil-Corea del Norte: De elogiar me parece la actitud del conjunto asiático. Han acabado perdiendo, como indicaba la lógica, pero la seriedad y el orden que han sido capaces de mantener atrás hace que ya hayan cumplido sobradamente. Además, y esto me parece muy importante, aunque vivan de las contras, ataque que llevan a cabo, ataque que finalizan, ya sea centrando o disparando, y todo ello sumado a los nulos espacios que han concedido y la asfixia a la que han sometido a los jugadores ofensivos de Brasil(nada menos) hacen que sean sin duda la más grata sorpresa de esta primera jornada. De todos ellos destacan sobremanera la estrella del combinado asiático Jong Tae Se, que ha dejado un par de buenos detalles en su pelea contra los centrales brasileños y una gran capacidad para caer a banda a recibir y crear espacios, inteligentes movimientos con y sin balón, y en definitiva una gran sensación de peligro cada vez que recibía la pelota; y Hong Jong Yo, segundo punta o enganche según las circunstancias, que buscaba siempre al primero en los contragolpes y con quien se ha asociado a las mil maravillas.

lunes, 10 de mayo de 2010

Lágrimas, escalofríos, gloria

Épica. Victoria. Éxtasis. Júbilo. Eternidad. Todos ellos son adjetivos válidos para definir lo que se consiguió, lo que conseguimos, hace ahora mismo quince años, y sin embargo todos ellos se quedan cortos. Leí una vez que hay buenos, grandes e inolvidables recuerdos, y que distingues esos últimos porque producen algo que no se puede explicar, sólo experimentar, revivir, y por ello son los que te acompañan durante toda la vida. Ahora que se cumplen tres lustros del-futbolísticamente hablando- día más feliz de mi vida veo lo diferente que es la realidad de nuestro equipo, el sufrimiento de su afición, las dudas que suscita... y todo ello no hace sino confirmarme la grandeza de la gesta de París, gesta que el paso de los años ha dado forma de leyenda. La leyenda de un equipo grande de Europa.
La fecha, 10 de Mayo de 1995, está escrita con letras de oro en la historia de nuestro club y grabada a fuego en el corazón de todo aquel que se sienta zaragocista. Mucho se escribió en su momento de aquel gran equipo que hizo temblar los cimientos de la Europa futbolística, de su andadura en el torneo hasta la final, de aquella batalla en el Parque de los Príncipes, del mágico gol de Nayim... pero para mí el recuerdo de todo aquello es otra cosa. Es enarbolar la bandera de un sentimiento. Es la respuesta a por qué ser de un equipo que hace años que no levanta un trofeo, que lleva tres temporadas dando tumbos, que no ha podido sellar su permanencia hasta el final de la temporada. Es notar cómo ahora, mientras escribo sobre ello, se me eriza el vello de la nuca por enésima vez al recordarlo. Es volver a aquella noche, cuando sólo tenía once años...
... y escuchar a mi padre, hombre correcto y sereno donde los haya, dando gritos como un poseso en el salón. El balón ha entrado. Somos campeones. No hay tiempo para más. Ruido de platos y vasos rotos en el bar de abajo. Sonido de claxon de los cientos de coches que se lanzan a la calle, en dirección a la Plaza de España. Afonía. Nerviosismo acumulado durante 120 minutos que se libera de golpe. Las lágrimas de alegría del gran Gustavo Poyet, lágrimas que sentimos como nuestras, puesto que muchos las hemos derramado al oír el pitido final. El pequeño-gran hombre Pardeza levantando el segundo trofeo de más entidad del continente. París arde de pasión. Toda España vibra con un equipo que siente como suyo. Zaragoza llora de emoción. Somos campeones de Europa.
Imposible conciliar el sueño esa noche. Finaliza la conexión de Televisión Española, pero los fastos siguen en la radio. ¡Campeones! Cada vez que se refieren a nosotros con esa palabra, un escalofrío recorre mi espalda. ¡Campeones! La que se puede montar mañana en el colegio...
Al día siguiente todo el colegio está pintado de blanco y azul. Camisetas, pantalones, bufandas, balones en clase, hoy vale todo. Por fín, a las 8 de la mañana, el momento culminante. Entra a clase nuestro profesor, madridista de toda la vida, mira a sus alumnos-no puede ver otra cosa que no sean niños que sonríen con la boca, con los ojos y con el corazón- esboza su habitual media sonrisa y dice, condescendiente: "Ha sido una gran victoria. Enhorabuena". Y a partir de ahí, más gritos de los que aún conservan la voz, y vivas, y alés. Y tal es el ambiente que se vive que en el recreo, yo, un niño más bien callado, ni mucho menos agitador ni extrovertido, termino gritando a voz en cuello la alineación del día anterior entre jaleos y vítores de mis compañeros justo después de cada nombre. Otro gran recuerdo de la infancia.
Ésta es la parte de la celebración que a mí me toca vivir, el trasfondo es mucho más amplio, pero sólo seré capaz de adivinarlo con la perspectiva que dan los años. Como por ejemplo, aquella generación de jóvenes que no cayó en el recurso fácil de hacerse seguidor de uno de los equipos grandes, de los que se llevan los campeonatos, porque tu equipo también es campeón y se ha convertido, a los ojos de todos, en un grande. O el hecho de que por una noche, todo un país ha formado parte de la hinchada de un mismo equipo, algo casi inimaginable hoy en día, y lo que es más importante, ganándose el cariño y la simpatía de todos por medio del buen fútbol y el coraje. O incluso el saberse privilegiado porque junto con los que vieron a Los Alifantes abrir la senda de la Primera División, los que disfrutaron con Los Magníficos del mejor equipo de nuestra historia, los que vibraron con los Zaraguayos y quienes vieron al Zaragoza de mediados de los ochenta mojar la oreja a los equipos grandes de España, junto a todos ellos, podrás sentarte tú y decir Yo ví a mi equipo escribir ésta gloriosa página de su historia. Pero bueno, todo eso ahora es secundario. Prefiero seguir dando saltos en las canchas del patio del colegio hasta que haya que volver a clase...
... y aquí estoy, de vuelta frente al ordenador, de nuevo con el archiconocido nudo en la garganta, las manos temblorosas y los ojos vidriosos por la emoción. Soy quince años más viejo, el equipo va mal, pero el indescriptible sentimiento forjado aquella noche permanece intacto, y soy plenamente consciente de que nunca morirá. Es más, alimenta día a día mis esperanzas de que volveremos a ganar, a ser grandes, a reclamar nuestro sitio. ¿Que por qué estoy tan convencido? Muy sencillo: porque ya lo he visto antes. Lo ví una gloriosa noche de Mayo hace ahora quince años.

sábado, 1 de mayo de 2010

A far, far away supporter

La siguiente entrada debió ser publicada unos meses antes, pero por unos asuntos u otros, no me ha quedado más remedio que ir posponiéndola. Y eso que el tema del que trata me parece tremendamente interesante. ¿Os imagináis añadir a la tremenda incertidumbre acerca del destino del equipo una gran dificultad para seguir la actualidad del club, el devenir de los partidos, el run-run del aficionado...? De eso trata justamente. Porque si movidito está siendo el año para los que acudimos cada quince días a La Romareda imagináos cómo debe ser para alguien que se encuentra a miles de kilómetros. Para averiguarlo, he pedido a un buen amigo su valiosa colaboración para saber qué se siente cuando tu equipo se juega los partidos y la vida y a duras penas puedes seguirlo. De paso, aprovecho para recomendaros que echéis un vistazo a sus magníficos blogs(UnZaragozanoenIrlanda e Inzivilizado), merece la pena si queréis conocer cómo vive y se adapta un zaragozano de pura cepa a Irlanda, a sus costumbres, su clima y su variopinta fauna... Si, como dicen, España es diferente, por los que nos cuenta este "irlandés loco" por allá arriba no nos van a la zaga. Gracias de nuevo, crack.

Seguir al Zaragoza desde la lejanía es depender no ya de los resultados que se den, que a la postre es lo más importante, sino de que la información “periodística” no esté excesivamente manipulada para poder hacerse una idea de lo que sucede antes y después de cada partido y, depende sobre todo, de lo que los seguidores digan, bien sean amigos, o cualquiera que publique en un foro o blog.

Seguir al Real Zaragoza desde Irlanda es doblemente difícil. Primero porque la liga española en el extranjero se define por el Real Madrid (más aún a raíz de la llegada de CR9), y del Barça (más aún a raíz de la espectacular campaña que hizo el año pasado); y segundo porque aquí el fútbol, o mejor dicho, el soccer, es Premier y nada más que Premier. Y con razón, puesto que la Premier le da, hoy por hoy, mil vueltas a La Liga.

Siempre se ha dicho que “ojos que no ven, corazón que no siente”. Generalmente es un refrán muy cierto, tan cierto como que al ser el único no ya zaragozano de mi ambiente, sino aragonés, el Real Zaragoza no se ve apenas… pero se siente. Encender el ordenador un domingo por la tarde significa una primera parada obligatoria para ver el resultado, el tan temido resultado. Como las cosas van tan mal, el no ver hace que se multiplique, y el no sentir hace que se desee, pero cuando se quiere algo, el sentimiento no desaparece.

Y es hablando con gallegos, vascos, catalanes…. cuando te das realmente cuenta de que el Real Zaragoza es más, mucho más, de lo que está siendo durante estos últimos años. Que el Real Zaragoza enorgullece mucho más de lo que pudiera parecer. Todos nombran a Cedrún, a Santi Aragón, Diego Milito, Galletti… Nayim… es decir, todos nombran a un Real Zaragoza que, como leí en el blog de PocoAPocoYConCalma, fue grande. Todos conocen al Real Zaragoza como un equipo grande. Un Zaragoza que enorgullece.

Vivir en la lejanía significa depender de que RojaDirecta.com tenga buenas conexiones. Ahora mismo acaba de acabar otro partido, un Zaragoza 0 – 0 Deportivo. Un equipo que ha jugado con más corazón con cabeza (nota del comentarista: “el Zaragoza no mete gol ni con 5 balones”), pero eso ya es otra historia.

Lejos queda aquél gran 3 – 0 que le metimos al Getafe, un partido nada presagiador de lo que a la postre se ha convertido esta temporada.

Luego está la historia de la directiva, la presidencia y el cuerpo técnico, un boom más que previsto, difícil de seguir pues las noticias llegan a cuenta gotas y siempre tarde.

Mañana tocará seguir diarios digitales para saber más.

viernes, 26 de febrero de 2010

Fuego amigo

Desgraciadamente la racha triunfal del equipo no ha durado mucho. El paso adelante ha sido evidente en todos los aspectos desde que llegaron a la plantilla las incorporaciones invernales: han traído un aire fresco y nuevo a una plantilla viciada por un ambiente tenso y una tendencia de resultados negativos, se ha revertido una situación que parecía desembocar sin remedio en el descenso de categoría y, dato importantísimo, se han hallado unos cuantos efectivos que han sorprendido-por rendimiento y desconocimiento en algunos casos- hasta tal punto que podrían convertirse en valiosas incorporaciones para el curso que viene. Sin embargo, cabía esperar un resultado como el del pasado domingo, ya que el equipo sigue en una situación delicada y delante había un conjunto solvente, serio y que sabe a lo que juega. No deja de ser un traspiés, pero entraba dentro de lo previsible. No lo era tanto sin embargo el hecho de que las mayores trabas vendrían de nuestro propio bando; por mucho que el Sporting lo intentó, no consiguió meternos tantos palos en las ruedas como los propios Carrizo y Gay. Sí, Gay también. Y que conste que creo firmemente que no se puede crucificar o ensalzar a nadie por un sólo encuentro, que es mejor valorar una tendencia, por lo cual la trayectoria de ambos admite ya análisis.
El meta argentino fue considerado desde el momento en que acabó el choque responsable máximo de la derrota. Con mucha razón, posiblemente. No voy a entrar a valorar lo acertado o no de sus intervenciones, pues las imágenes están ahí; a mi entender la mayor carencia de Juan Pablo ha sido no lograr transmitir seguridad a la zaga en ningún momento. No vamos a descubrir ahora la irregularidad que siempre ha acompañado a las cancerberos sudamericanos, aquí ya la hemos comprobado en varias ocasiones; sólo Carrizo podía "salvarnos" de Carrizo, y no lo ha conseguido. Es justo reconocer que en momentos puntuales ha sustentado al equipo con grandes intervenciones-por ejemplo en Tenerife-, pero actualmente resta más que suma, el público la ha tomado con él y la confianza de su entrenador, hasta hace pocas fechas total, parece que comienza a resquebrajarse. Es momento de probar a Roberto, se supone que para eso se solicitó su cesión, para que demuestre la buena fama que se atribuye a la última hornada de grandes guardametas de la cantera del Atlético, de la que forma parte junto a De Gea y Joel.
Dicho esto, hay que reconocer también que no menos mortíferas para el casillero de puntos del Zaragoza son las actuaciones de Gay que las de Carrizo. Y me da la impresión de que este aspecto está quedando un tanto solapado, no sé muy bien por qué parece que de un tiempo a esta parte, desde la segunda época de Víctor Fernández, el técnico tiene patente de corso para cualquier tipo de experimento o decisión, aún a costa de la marcha del equipo. Ocurrió también con Marcelino y está sucediendo ahora con Gay. Y es que, no nos engañemos, tras la cantidad de sinsentidos en los cambios, el galimatías táctico que promovió desde la banda(el sempiterno 4-5-1 de Preciado y la capacidad de asociación de la media del Sporting requería a mi entender una cierta adaptación del dibujo, pero no lo varió un ápice) y su falta de recursos cuando había que ir a por el partido, excepción hecha de su acumulación de hombres de carácter ofensivo sin orden ni concierto, era de esperar que fuera señalado con tanta intensidad o más que el meta argentino. Pero no ha sido así. Hasta me atrevería a decir que las crisis Ayala-Ewerthon, Carrizo y Pennant le han servido de cierto parapeto, porque estas carencias y experimentos no son cosa sólo del último partido(véanse los encuentros ante Real Madrid y Tenerife) y sin embargo su imágen no parece excesivamente desgastada. Mi sensación, al fin y al cabo, es que ahora que la plantilla está a la altura de los retos marcados a principio de temporada, es el técnico el que no lo está. Tenemos mimbres para jugar mejor y estar algo más arriba, quizá no mucho, pero algo sí. Ah, y a la hora de buscar responsables, he obviado a Babic. Deliberadamente. Creo que la exigencia que recae sobre los jugadores debe ser proporcional a las expectativas creadas, al rol para el cual fueron fichados. Y la presión que soporta el serbio me parece desorbitada. Como si pagáramos 96 millones de euros por Ronaldo y luego criticáramos a Garay porque no marca 30 goles por temporada ni decide partidos. El ejemplo puede parecer exagerado, pero viene a reflejar que cuando un jugador no es un primer espada, ni viene con la vitola de titular ni para el técnico que lo contrató-menos aún para el actual-, hay que calibrar su aportación en la medida que se merece. Marko es un jugador para completar una plantilla, darle versatilidad, soluciones, para ayudar, en una palabra. Y hay que comprender esto para no hacer más difícil su labor.
Así las cosas, toca visita a Getafe. El Zaragoza que allí actúe es una gran incógnita. ¿Se puede traer algo positivo? Sí, sin duda, aunque el Getafe es un equipo incómodo y con unos cuantos hombres-Soldado, Pedro León, Casquero, Del Moral- que habrá que sujetar, si Contini está inspirado podemos tener posibilidades, y arriba la dupla Suazo-Colunga me parece de plenas garantías. Gay hacía hincapié en su última rueda de prensa en mejorar en el aspecto defensivo, y espero por nuestro bien que sea él el primero en tomar conciencia de ésto; puede empezar por facilitar las cosas al equipo, en lugar de lastrarlo. Y suerte a quien ocupe la portería...

viernes, 5 de febrero de 2010

El dos de corazones

Según la R. A. E., se entiende por liderazgo una situación de superioridad en que se halla una empresa, un producto o un sector económico dentro de su ámbito; en un grupo humano podría entenderse como el proceso de influir en otros y apoyarlos para que trabajen con entusiasmo en el logro de objetivos comunes. Y para personas tímidas y reservadas, como es mi caso, es una virtud tan desconocida como fascinante. Siento gran respeto y admiración por los líderes. Extrapolando esto al fútbol, los Guardiola, Gerrard, Totti, Ballack... me parecen de una especie que habría que proteger y venerar. Pero entonces, surge la pregunta: ¿y aquí? Lo cierto es que de un tiempo a esta parte una de las grandes carencias del Real Zaragoza ha sido precisamente esa, un líder nato, una referencia futbolística y personal que portara el estandarte en el vestuario y en el campo. Últimamente sólo dos jugadores se han acercado a esa figura: Alberto Zapater y Roberto Fabián Ayala. Cuando el primero fichó este verano por el Genoa, la tierra tembló, miles de zaragocistas perdían a su santo y seña de la plantilla, aunque esta operación en realidad tuviese más de beneficiosa que de traumática, pero de esto ya hablaremos otro día; el segundo, por trayectoria, carácter y cartel, sí pudo haber desempeñado este papel, pero su bajo rendimiento fue un lastre demasiado pesado... y aún hay un tercero, me permito señalar, que sí reúne estas condiciones, que se ha ganado a pulso el cariño de la grada a base de garra y tesón, que ha estado durante mucho tiempo en la sombra, hasta tal punto que nos habíamos olvidado de él, que puede, por derecho propio, convertirse en el león del escudo: Carlos Andrés Diogo Enseñat.
Leo hoy que probablemente se pierda el partido ante el Sevilla, pues su precaria forma física y el largo tiempo de inactividad al que se vió sometido así lo aconsejan. Y ya han surgido los primeros comentarios acerca de lo errónea que es ésta decisión, que no debe perder el ritmo, que no puede faltar en una cita tan importante y cosas así. Y es que, seis partidos después de su vuelta, nos hemos vuelto a acostumbrar a sus subidas por la banda, como si todo este tiempo hubiera seguido jugando. Nada más lejos de la realidad. Sólo él sabe cuánto ha sufrido, cómo a golpe de penurias y dolor se ha ido forjando su historia en nuestro equipo. La historia de un líder.
Desde su llegada a Zaragoza en 2006, Diogo dejó muestras de su indudable carácter y profesionalidad, la más relevante sin duda el hecho de abandonar el Real Madrid en busca de minutos, demostrando que el conformismo no es lo suyo, que prefería ser cabeza de ratón antes que cola de león; en definitiva, que merecía la pena apostar por él, a fín de cuentas sólo hacía un año que había desembarcado de River Plate y nunca contó con la confianza de Capello, que llegó incluso a alinearlo de mediocentro. Y afortunadamente el tiempo le dió la razón: se convirtió en uno de los mejores laterales de la Liga y su aportación tuvo mucho que ver en la gran campaña 2006/07 del equipo, en la cual se consiguió acceder a la Copa de la UEFA vía liga por vez primera desde la temporada 1999/00. Y poco después, aquella maldita lesión... yo mismo reconozco haber llegado a pensar que no le volveríamos a ver en un campo de fútbol, y la verdad es que pocas veces he celebrado más haberme equivocado. Sin embargo, 19 meses de calvario y dos operaciones son un túnel demasiado largo y oscuro. ¿Qué Diogo podíamos esperar a su regreso? ¿Se habría perdido a ése futbolista de carácter capaz de partirse la cara literalmente con un delantero rival sobre el césped? Su respuesta llegó en una entrevista tras la derrota ante el Athletic, tajante, contundente, como para concederle el brazalete de capitán allí mismo: "Estoy hasta los huevos de estar siempre jodido y triste". No olvidemos que en ese partido había reaparecido por fín, y ojo, jugando los noventa minutos, siendo de largo el mejor jugador de su equipo e incluso marcando un gol de puro coraje. Y ahí fue. Ahí, en la sala de prensa, llegó la mejor noticia del año, fichajes invernales aparte. Diogo ha vuelto. La banda derecha vuelve a tener dueño.
Así que, para qué engañarnos, si necesita descansar mi humilde opinión es que debería hacerlo. Soy plenamente consciente de la necesidad de los puntos, de que de aquí hasta mayo todo son finales, pero no es el Sevilla el mejor dulce al que hincarle el diente, tanto por la entidad del rival como por la intensidad que requerirá el choque, y, lo que es más importante aún, es más decisivo lo que perdemos si se vuelve a lesionar que lo que ganamos si lo forzamos frente al Sevilla para intentar sacar un buen resultado. La mejor noticia para él, para todos nosotros, será volver a ver galopar por la banda derecha al dos de corazones al siguiente partido. Con un par, Carlos.