Esta vez la entrada no es un análisis de un partido. Tampoco la celebración de una efemérides, ni un homenaje a uno de nuestros jugadores. Se trata de otra cosa. De emociones. De pálpito. Y desgraciadamente, éste no es nada bueno. Y es curioso, porque con el selecto ramillete de jugadores que tenemos en La Roja, cabría esperar la mayor positividad ante una cita mundialista sin precedentes. Ojo, de positividad estamos hablando, no de fe: de esa parece que de momento vamos sobrados, aunque tras lo visto hoy, mi opinión es que cotizamos a la baja, que si nuestros teóricos rivales de la fase final han visto el partido probablemente se habrán dado cuenta de que éste no es, ni por asomo, el equipo que deslumbró al mundo hace tan sólo dos años, entre otras cosas porque no es un grupo homogéneo como aquel. He aquí mis razones.
La transformación de un grupo de amigos en un equipo sin alma: Si es cierto que para salir campeón en una gran cita tienen que darse múltiples factores, no lo es menos que en la Selección de 2008 se dieron una serie de felices coincidencias que hicieron posible una victoria sin precedentes. Al gran nivel que exhibieron los jugadores importantes(Casillas, Xavi, Torres, Villa) se sumaron las apariciones inesperadas de jugadores que parecían estar de vuelta(Senna, Puyol, Marchena) como las de los jóvenes valores que parecía que iban a sumar para el grupo, pero que aún estaban verdes para asumir grandes dosis de responsabilidad(Cazorla, Cesc). Semejante compacidad y compenetración sólo fue posible gracias a la armonía y al buen ambiente que reinó desde siempre en el vestuario, algo que ahora parece tender a lo contrario: bastaba mirar las caras de Xavi o Cesc(sobre todo el primero al ser sustituído) para ver que la situación no es buena, a lo que hay que añadir la inestabilidad(parece que también emocional) de Casillas, la incertidumbre de otros por no conocer su futuro en la próxima temporada... sumando todo ello nos queda únicamente un grupo de buenos jugadores que coinciden en un campo de fútbol y en el hotel.
Del Bosque, de conciliador a cobarde: Ya desde antes de la citada Eurocopa se sabía que Del Bosque sustituiría a Luis. Sabíamos que Del Bosque no es Luís. Pero esperábamos que supiera gestionar el magnífico grupo que nos legó el Sabio de Hortaleza. Sin embargo, alguien debería aclararle a Vicente qué significa la futbolera expresión "equipo de autor": dejando el romanticismo al margen, un equipo refleja el CARÁCTER de quien lo dirige, precisamente de lo que el actual técnico adolece. Y mientras Luís armó un bloque llegando a sus jugadores al corazón, Del Bosque trata de contentar a todos, PRENSA INCLUÍDA, y así nos luce el pelo. De otra forma no se entiende, por ejemplo, la titularidad de Xabi Alonso, incrustado en una demarcación en la que ni rinde ni deja, principalmente nada menos que a Xavi. Y sin brújula y a la deriva somos mucho menos peligrosos. Como tampoco se entiende el dudoso experimento de combinar el juego interior y de toque de algunos momentos con el fútbol directo, las bandas y la absoluta verticalidad de otros(generalmente como último recurso, y lo que es peor, sin orden ni concierto)... el no mojarse ni decantarse por uno u otro estilo sólo hace que empeorar las cosas.
Pérdida de identidad: Es volver a lo anteriormente hablado, pero creo que merece la pena profundizar sobre ello. Leí el otro día algo interesante: "Con Luís Aragonés el juego giraba en torno a Xavi, con Del Bosque tiene siempre a Xabi Alonso estorbándole". Creo que no he visto mejor resumido el problema de mal juego de la Selección. Y sí, ésta Selección no es sólo Xavi, y puede parecer una frase muy tremendista dada la cantidad de talento que tenemos, pero si observamos la tendencia del 90% de las selecciones que tienden a encerrarse y a buscar contras, es más grave de lo que parece. Frente al que ya parece lejano juego de toque, de cansar al rival a base de hacerle correr tras el balón, de aguantar el esférico a la espera de que aparezca el hueco por el que matar, el ejemplo del partido ante Suiza fue esclarecedor: poco criterio, nula circulación, escasez de ideas, y al final del partido balones al área como cubos de agua. Poco bagaje para pretender ganar un Mundial, máxime cuando los delanteros no tengan su día como el pasado viernes.
En fín, a estas horas, tertulias, blogs, páginas deportivas, en todas ellas lo primero y más reluciente, el marcador, que ha sido lo mejor de la noche. Pero creo sinceramente que hoy ha quedado claro que así España no puede llegar lejos en el Mundial, que a la hora de la verdad no daremos la talla. Y ojalá tenga que comerme todo esto que acabo de escribir, pero me cuesta creer en un equipo que todos esperábamos como algo maravilloso y que se ha tornado en algo tan vulgar.
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