Según la R. A. E., se entiende por liderazgo una situación de superioridad en que se halla una empresa, un producto o un sector económico dentro de su ámbito; en un grupo humano podría entenderse como el proceso de influir en otros y apoyarlos para que trabajen con entusiasmo en el logro de objetivos comunes. Y para personas tímidas y reservadas, como es mi caso, es una virtud tan desconocida como fascinante. Siento gran respeto y admiración por los líderes. Extrapolando esto al fútbol, los Guardiola, Gerrard, Totti, Ballack... me parecen de una especie que habría que proteger y venerar. Pero entonces, surge la pregunta: ¿y aquí? Lo cierto es que de un tiempo a esta parte una de las grandes carencias del Real Zaragoza ha sido precisamente esa, un líder nato, una referencia futbolística y personal que portara el estandarte en el vestuario y en el campo. Últimamente sólo dos jugadores se han acercado a esa figura: Alberto Zapater y Roberto Fabián Ayala. Cuando el primero fichó este verano por el Genoa, la tierra tembló, miles de zaragocistas perdían a su santo y seña de la plantilla, aunque esta operación en realidad tuviese más de beneficiosa que de traumática, pero de esto ya hablaremos otro día; el segundo, por trayectoria, carácter y cartel, sí pudo haber desempeñado este papel, pero su bajo rendimiento fue un lastre demasiado pesado... y aún hay un tercero, me permito señalar, que sí reúne estas condiciones, que se ha ganado a pulso el cariño de la grada a base de garra y tesón, que ha estado durante mucho tiempo en la sombra, hasta tal punto que nos habíamos olvidado de él, que puede, por derecho propio, convertirse en el león del escudo: Carlos Andrés Diogo Enseñat.
Leo hoy que probablemente se pierda el partido ante el Sevilla, pues su precaria forma física y el largo tiempo de inactividad al que se vió sometido así lo aconsejan. Y ya han surgido los primeros comentarios acerca de lo errónea que es ésta decisión, que no debe perder el ritmo, que no puede faltar en una cita tan importante y cosas así. Y es que, seis partidos después de su vuelta, nos hemos vuelto a acostumbrar a sus subidas por la banda, como si todo este tiempo hubiera seguido jugando. Nada más lejos de la realidad. Sólo él sabe cuánto ha sufrido, cómo a golpe de penurias y dolor se ha ido forjando su historia en nuestro equipo. La historia de un líder.
Desde su llegada a Zaragoza en 2006, Diogo dejó muestras de su indudable carácter y profesionalidad, la más relevante sin duda el hecho de abandonar el Real Madrid en busca de minutos, demostrando que el conformismo no es lo suyo, que prefería ser cabeza de ratón antes que cola de león; en definitiva, que merecía la pena apostar por él, a fín de cuentas sólo hacía un año que había desembarcado de River Plate y nunca contó con la confianza de Capello, que llegó incluso a alinearlo de mediocentro. Y afortunadamente el tiempo le dió la razón: se convirtió en uno de los mejores laterales de la Liga y su aportación tuvo mucho que ver en la gran campaña 2006/07 del equipo, en la cual se consiguió acceder a la Copa de la UEFA vía liga por vez primera desde la temporada 1999/00. Y poco después, aquella maldita lesión... yo mismo reconozco haber llegado a pensar que no le volveríamos a ver en un campo de fútbol, y la verdad es que pocas veces he celebrado más haberme equivocado. Sin embargo, 19 meses de calvario y dos operaciones son un túnel demasiado largo y oscuro. ¿Qué Diogo podíamos esperar a su regreso? ¿Se habría perdido a ése futbolista de carácter capaz de partirse la cara literalmente con un delantero rival sobre el césped? Su respuesta llegó en una entrevista tras la derrota ante el Athletic, tajante, contundente, como para concederle el brazalete de capitán allí mismo: "Estoy hasta los huevos de estar siempre jodido y triste". No olvidemos que en ese partido había reaparecido por fín, y ojo, jugando los noventa minutos, siendo de largo el mejor jugador de su equipo e incluso marcando un gol de puro coraje. Y ahí fue. Ahí, en la sala de prensa, llegó la mejor noticia del año, fichajes invernales aparte. Diogo ha vuelto. La banda derecha vuelve a tener dueño.
Así que, para qué engañarnos, si necesita descansar mi humilde opinión es que debería hacerlo. Soy plenamente consciente de la necesidad de los puntos, de que de aquí hasta mayo todo son finales, pero no es el Sevilla el mejor dulce al que hincarle el diente, tanto por la entidad del rival como por la intensidad que requerirá el choque, y, lo que es más importante aún, es más decisivo lo que perdemos si se vuelve a lesionar que lo que ganamos si lo forzamos frente al Sevilla para intentar sacar un buen resultado. La mejor noticia para él, para todos nosotros, será volver a ver galopar por la banda derecha al dos de corazones al siguiente partido. Con un par, Carlos.
Mire usted por dónde! Yo que había entrado hacía nada aquí a ver si habías actualizado... y al poco tatatachán!
ResponderEliminarLa verdad es que a mí Diogo también me gusta mucho (y a quién no!), pero la inactividad y su largo periodo a la sombra son un lastre para la capitanía, creo yo.
Juego con la ventaja del transcurrir del tiempo desde que escribiste este artículo, pero parece que Contini ha reunido los requisitos precisos para ocupar el liderazgo. Manda en el campo y parece que en el vestuario.
ResponderEliminarHay una fotografía después de la celebración del gol de Suazo en Valladolid en la que se puede ver que todos se le quedan mirando como preguntándole con la mirada ¿y ahora qué hacemos?
La pena es que no tengamos un nuevo José Luis Violeta que "corte el bacalao" o un Poyet o un Xavi Aguado, o un Gabi Milito en tiempos más cercanos.
Cuando se haga un equipo estructurándolo, con su columna vertebrar y hecho desde los cimientos en lugar de hacerlo por el tejado y se elijan a los hombres precisos para hacer un equipo en lugar de traer a nombre atrayentes, con trabajo y paciencia se puede salir adelante y "reverdecer laureles".
Buenas y perdón por el retraso en contestar. Eres la primera persona, conocidos aparte, que comenta en mi blog así que lo primero de todo, gracias por tu interés.
ResponderEliminarSí es cierto que en pocas jornadas Contini se ha convertido en lo más parecido a un líder que hay en la plantilla; mención especial merece lo rápido que se ha adaptado y la seriedad y solvencia que ha mostrado desde el primer día. Sin embargo esta situación es un tanto inestable mientras no se aclare su futuro en la entidad. De ser así desde luego yo reclamaría desde ya la capitanía(titular o compartida) para el italiano sin dudarlo.
Un saludo, me pasaré por tu blog.