Desgraciadamente la racha triunfal del equipo no ha durado mucho. El paso adelante ha sido evidente en todos los aspectos desde que llegaron a la plantilla las incorporaciones invernales: han traído un aire fresco y nuevo a una plantilla viciada por un ambiente tenso y una tendencia de resultados negativos, se ha revertido una situación que parecía desembocar sin remedio en el descenso de categoría y, dato importantísimo, se han hallado unos cuantos efectivos que han sorprendido-por rendimiento y desconocimiento en algunos casos- hasta tal punto que podrían convertirse en valiosas incorporaciones para el curso que viene. Sin embargo, cabía esperar un resultado como el del pasado domingo, ya que el equipo sigue en una situación delicada y delante había un conjunto solvente, serio y que sabe a lo que juega. No deja de ser un traspiés, pero entraba dentro de lo previsible. No lo era tanto sin embargo el hecho de que las mayores trabas vendrían de nuestro propio bando; por mucho que el Sporting lo intentó, no consiguió meternos tantos palos en las ruedas como los propios Carrizo y Gay. Sí, Gay también. Y que conste que creo firmemente que no se puede crucificar o ensalzar a nadie por un sólo encuentro, que es mejor valorar una tendencia, por lo cual la trayectoria de ambos admite ya análisis.
El meta argentino fue considerado desde el momento en que acabó el choque responsable máximo de la derrota. Con mucha razón, posiblemente. No voy a entrar a valorar lo acertado o no de sus intervenciones, pues las imágenes están ahí; a mi entender la mayor carencia de Juan Pablo ha sido no lograr transmitir seguridad a la zaga en ningún momento. No vamos a descubrir ahora la irregularidad que siempre ha acompañado a las cancerberos sudamericanos, aquí ya la hemos comprobado en varias ocasiones; sólo Carrizo podía "salvarnos" de Carrizo, y no lo ha conseguido. Es justo reconocer que en momentos puntuales ha sustentado al equipo con grandes intervenciones-por ejemplo en Tenerife-, pero actualmente resta más que suma, el público la ha tomado con él y la confianza de su entrenador, hasta hace pocas fechas total, parece que comienza a resquebrajarse. Es momento de probar a Roberto, se supone que para eso se solicitó su cesión, para que demuestre la buena fama que se atribuye a la última hornada de grandes guardametas de la cantera del Atlético, de la que forma parte junto a De Gea y Joel.
Dicho esto, hay que reconocer también que no menos mortíferas para el casillero de puntos del Zaragoza son las actuaciones de Gay que las de Carrizo. Y me da la impresión de que este aspecto está quedando un tanto solapado, no sé muy bien por qué parece que de un tiempo a esta parte, desde la segunda época de Víctor Fernández, el técnico tiene patente de corso para cualquier tipo de experimento o decisión, aún a costa de la marcha del equipo. Ocurrió también con Marcelino y está sucediendo ahora con Gay. Y es que, no nos engañemos, tras la cantidad de sinsentidos en los cambios, el galimatías táctico que promovió desde la banda(el sempiterno 4-5-1 de Preciado y la capacidad de asociación de la media del Sporting requería a mi entender una cierta adaptación del dibujo, pero no lo varió un ápice) y su falta de recursos cuando había que ir a por el partido, excepción hecha de su acumulación de hombres de carácter ofensivo sin orden ni concierto, era de esperar que fuera señalado con tanta intensidad o más que el meta argentino. Pero no ha sido así. Hasta me atrevería a decir que las crisis Ayala-Ewerthon, Carrizo y Pennant le han servido de cierto parapeto, porque estas carencias y experimentos no son cosa sólo del último partido(véanse los encuentros ante Real Madrid y Tenerife) y sin embargo su imágen no parece excesivamente desgastada. Mi sensación, al fin y al cabo, es que ahora que la plantilla está a la altura de los retos marcados a principio de temporada, es el técnico el que no lo está. Tenemos mimbres para jugar mejor y estar algo más arriba, quizá no mucho, pero algo sí. Ah, y a la hora de buscar responsables, he obviado a Babic. Deliberadamente. Creo que la exigencia que recae sobre los jugadores debe ser proporcional a las expectativas creadas, al rol para el cual fueron fichados. Y la presión que soporta el serbio me parece desorbitada. Como si pagáramos 96 millones de euros por Ronaldo y luego criticáramos a Garay porque no marca 30 goles por temporada ni decide partidos. El ejemplo puede parecer exagerado, pero viene a reflejar que cuando un jugador no es un primer espada, ni viene con la vitola de titular ni para el técnico que lo contrató-menos aún para el actual-, hay que calibrar su aportación en la medida que se merece. Marko es un jugador para completar una plantilla, darle versatilidad, soluciones, para ayudar, en una palabra. Y hay que comprender esto para no hacer más difícil su labor.
Así las cosas, toca visita a Getafe. El Zaragoza que allí actúe es una gran incógnita. ¿Se puede traer algo positivo? Sí, sin duda, aunque el Getafe es un equipo incómodo y con unos cuantos hombres-Soldado, Pedro León, Casquero, Del Moral- que habrá que sujetar, si Contini está inspirado podemos tener posibilidades, y arriba la dupla Suazo-Colunga me parece de plenas garantías. Gay hacía hincapié en su última rueda de prensa en mejorar en el aspecto defensivo, y espero por nuestro bien que sea él el primero en tomar conciencia de ésto; puede empezar por facilitar las cosas al equipo, en lugar de lastrarlo. Y suerte a quien ocupe la portería...
Joer, es que es leer una frase y me engancho completamente a tus posts!
ResponderEliminar¿Y eso? Jajajaja
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